domingo, 27 de julio de 2008

Perdomo Estate Selection Maduro


Ya para terminar Julio, y con los calores que se desatan en Monterrey, es muy antojable salirse al patio acompañado de un buen cigarro para deleitar el alma y espíritu con la paz que sólo puede dar un Habano.
Para esta ocasión, saqué de la caja un Perdomo Estate Selection Vintage Maduro, ESV 1991 en corto, en tamaño Corona, de 5-1/4 x 45. Dado el calor después de los aguaceros causados por el remanente del ciclón "Dolly", y mientras en el asador se preparaban ricas ahujas norteñas, entre sorbo y sorbo de un delicioso Glenfiddch 15 años regalado por el amigo aficionado canadiense Wayne decidí encender el PESV.
Debo decir que este cigarro resultó una experiencia estética, de aspecto hermoso, sedoso al tacto, con excelente peso y balance en la mano, envuelto en una capa - algo seca - del género Colorado Maduro con un atractivo brillo aunque sin muchos aceites visibles en la misma. El puro de origen nicaragüense estaba levemente prensado.
Cortó con un rápido y certero movimiento del cortador "Xikar", mostrando tiro fácil y... ese sabor en los labios es difícil de describir, digamos que se sentía celestial.
Por cuanto a su sabor y potencia, reflejó una cremosidad en su cuerpo de medio a completo desde la primera bocanada de humo, denso a pesar de la calurosa brisa. Los primeros sabores que destacaron fueron pimienta, café y algo de aroma de cuero en su primer cuarto, donde comenzó a correrse un poco por lo cual lo dejé en paz unos minutos a que se corrigiera sólo. Su ceniza era firme y cayó únicamente en dos ocasiones. Tengo que decir que este puro en verdad me gustó. Aunque los matices de especias bajaron su intensidad a la mitad, se dejaron entrever otros sabores principalmente de chocolate y nueces. Asimismo, al punto medio reveló su verdadero poderío y cuerpo. La última cuarta parte fue un poco caliente, pero creo que fue porque no le estaba dando ni un respiro de lo rico que fue.
Este buen cigarro manifestó mucho carácter y cuerpo. El excelente remate de una excelente semana. Seguimos fumando...

lunes, 7 de julio de 2008

Partagas Lusitania... ¡me tocó el malo de la caja!




Antes de incluir mi reseña, experiencia, personal con este cigarro, prefiero citar lo que un gran amigo, Saka, refiere sobre este normalmente espectacular puro:
"Con sus casi 8 pulgadas de longitud y 49 de anilla, el Partagas Lusitania de La Habana es una de las vitolas más majestuosas jamás creadas. Es un cigarro espendido con acentuaciones de tierra, café, chocolate y especies exóticas que nunca permiten un momento aburrido al paladar. Con cada tiro siente uno más sabor delicioso que con el anterior. Este Doble Corona nunca pelea al fumador con su fuerza, sino que más bien le seduce a manera de sirena encantadora. Es un cigarro magnifico con exquisito aroma que lo mismo atrae hasta al más ingenuo fumador novato al tiempo que deja satisfecho al más decadente experto en Habanos. Aunque fue nombrado en honor al buque Lusitania (nombre durante el imperio romano de la porción de la península ibérica hoy conocida como Portugal), nave por cierto hundida por los alemanes en 1915, esta clásica Doble Corona cubana demuestra ser insumergible..."


Hasta aquí el comentario de Saka. Mi opinión no fue tan favorable. A primera vista, este Doble Corona poseía una tonalidad café clara en la capa, suave como la seda, con algunas ligeras manchas verdosas bordeando la protuberante vena que la recorría a lo largo. Su peso correspondía a la dimensión; cortó fácilmente aunque el tiro previo al encendido era apretado, posiblemente debido a su largo. Antes de aplicarle el soplete no se detectaron sabores ni aromas discernibles. Una vez encendido, su cuerpo era de medio a suave. Para mala fortuna, comenzó a quemarse de manera desigual, corrigiéndose una vez que lo dejé en paz algunos minutos. Todavía más mala pata fue que se empezó a desenrrollar apenas transcurrida una cuarta parte, y luego otra vez a la mitad, que fue cuando decidí aplicarle la eutanasia tabaquera.
En cuanto al sabor y potencia, me duele decir que no hubo nada de nada. Si acaso algunos indicios de pasto. Su ceniza, gris oscura, se desprendía a intervalos de 2 cms. Nunca tuvo buen humo; por más que le succionaba, no salía nada. Me harté de sus problemas de combustión, de estarle chupando tratando de sacarle humo y de que finalmente se desenrrollara inmisericordemente.
Esta fue mi experiencia con el laureado Partagas Lusitania (¡de una caja de 1998!); seguramente me tocó el patito feo de la caja. ¡Ni modo!

sábado, 5 de julio de 2008

Lo nuevo de Cohiba... Maduro 5 Secretos


No es un secreto que Cohiba es la marca de puros emblemática de La Habana desde su lanzamiento mundial durante la Copa del Mundo de España. Y aunque goza de ventas sobresalientes, siguen innovando en busca de ése "plus" que los mantenga en la cúspide. Entre las más aclamadas revelaciones de la marca está la línea Siglo, conmemorando los 500 años del descubrimiento de América - aunque diría yo que tiene más motivos de celebrar el descubrimiento del cigarro puro.
Hoy comentaré sobre el más nuevo lanzamiento de la casa Cohiba, fabricado como todos sus cigarros en la casona de El Laguito en La Habana. Separándose radicalmente de su origen en la capa natural, la espectacular línea "Cohiba Maduro 5" representó una apuesta en frío al adoptar la capa maduro para envolver la mezcla de tabacos de su interior. Cabe mencionar que esta línea apenas vio la luz el año pasado, 2007.
El puro de esta reseña es el Cohiba Maduro 5 Secretos, un pequeño portento de poder de 4.5 pulgadas por 40 de cepo. Esteticamente, se aprecia oscuro y algo rústico, con venas prominentes a lo largo de su reducida dimensión, manifiesta secreciones de los aceites típicos de la hoja maduro, aunque no era homogénea su distribución.
Por cuanto a su construcción, se veía bien torcido con algunos puntos débiles en el remate que se notaba algo apresurado. El cigarro era blando, pero sin notársele falta de tabaco en áreas como otros hechos de manera más al "ahí se va". Cortó bien, y el tiro previo al encendido fue fácil, algo inesperado.
En sabor y potencia, evidentemente un puro de esta juventud indica matices de amoniáco que se disipó una vez encendido. Su parte medular tiene notas vegetales con un leve indicio de tierra húmeda y chocolate amargo, pero distante. Al final mostró alguna dulzura tradicional de la capa de maduro. La ceniza fue débil y quebradiza. Su sabor fue bueno en general, aunque uni-dimensional.
En general, a este puro hay que darle el beneficio del tiempo. Aclaro que este puro fue el primero de la reseña a ciegas del Dr. Wright, de Dallas. Los 13 reseñadores le dimos una calificación promedio de 5.7.