domingo, 1 de junio de 2008

Trinidad Toro... ¡Un momento como pocos!


La última noche de mayo, un sábado relajado y prometedor, me di a la tarea de preparar lo necesario para una noche de placer hedonístico y al buscar en el gabinete de los puros tomé la decisión de sacar uno que tenía tiempo de no fumar: el Trinidad Toro (6-1/8 x 50, 155 x 20 mm), con fecha de fabricación NOV-06 y con dos años en mi cajón.
Esta marca fue creada en 1969, según cuenta Adrián Martínez, ex directivo de Habanos, S.A., y autor del interesante libro "La Enciclopedia Ilustrada" sobre puros cubanos. La marca se utilizó por años solamente para regalos oficiales de parte de la República de Cuba en cajas especiales de 25 y 50 unidades. Tuvieron que pasar casi 30 años, 1998, para que fueran lanzados al mercado de exportación en una cena de postín en el hotel Habana Libre. El nombre es un tributo a la bella ciudad de Trinidad, fundada en 1514 y reconocida por su arquitectura única en la isla.
Posiblemente debido a la fluctuante humedad en mi cajón de puros, este Toro se notaba un poco seco, e incluso la anilla que lo rodeaba estaba floja, afortunadamente no afectó en nada la degustación. A la vista el puro estaba majestuosamente construido, capa uniforme en su tersura y sin venas o protuberancias destacadas. Su remate era en la forma clásica de la triple vuelta cubana y terminada en la típica "cola de marrano" de los Trinidad.
Fue encendido pasadas las 9:20 de la noche, acompañado de un escocés en las rocas. Previo al encendido su aroma era a pasto y no mucho más. Cortó fácil, y el tiro pre-encendido fue igualmente sin obstrucciones. En las primeras bocanadas se distinguieron sabores a bayas, cuero y un anís lejano. De cuerpo medio, en el inicio dejó ver poco humo, aunque estaba sabroso a más no poder y su combustión fue perfecta, apreciándose el anillo de fuego ideal de alrededor de 1/8 de pulgada en la combustión de la capa. Al completar la primera cuarta parte del puro, mejoró su volumen de humo y el sabor dio paso a anís ahora más concentrado y un poco de pimienta. Fue un total deleite a lo largo de los 85 minutos. No necesitó ninguna re-encendida a pesar de varias interrupciones al volver a surtir el escocés y los hielos.
Si tuviera que darle un valor numérico a este puro, rondaría entre 85-88. ¡Cómo me gustó!
Saludos y esperen las reseñas de la cata ciega de 2007...

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