lunes, 11 de agosto de 2008

Mezclar un cigarro... un arte excelso


A lo largo de la historia de la fabricación de puros (cigarros), la mezcla de los tabacos se ha convertido en un proceso por demás secreto. Aunque el mezclador crea sus obras maestras en base a los sabores provenientes de diferentes plantas cultivadas a partir de diferentes semillas en variadas regiones, la determinación de la potencia e intensidad de los variados aromas compitiendo por llamar la atención en un cigarro de cierta complejidad es todo un arte. La planta normal de tabaco para puros tiene alrededor de 18 hojas utilizables que se distribuyen entre 5 podas, o cortes. Desde abajo para arriba, a estas podas se les conoce en Cuba como Volado, Seco, Viso, Ligero y Corona. Para alterar el perfil de intensidad de un cigarro, los mezcladores principalmente utilizan las 3 podas intermedias.

La fuerza de cada tabaco se determina por el grosor de cada hoja y este grosor se relaciona en proporción directa a la cantidad de nutrientes que la planta recibe del sol y tierra. Debido a lo anterior, las hojas de la parte superior de la planta poseen mayor textura y sabor al estar más tiempo expuestas al sol. Además, cuando se cosechan, las hojas son pizcadas de abajo hacia arriba en un plazo de dos semanas. Al no estar las podas inferiores de la planta, una mayor proporción de los nutrientes se canalizan a la parte alta de la planta donde las hojas duran más tiempo pegadas a la planta.

Ahora bien, viene la pregunta, ¿cómo utiliza el mezclador este proceso? Depende, dicen los expertos. Si quiere subir la potencia de la mezcla entera, puede "escalar" todas las hojas (esto es, cambiar todo el tabaco de clase Seco por Viso, Ligero, etc.). Sin embargo, y casi siempre, el mezclador cambia solamente algunas de las podas de los tabacos buscando equilibrar los aromas que compiten en el producto final. Otro ejemplo, si las tonalidades dulces de un tabaco de capa procedente de Pinar del Río predominan en el paladar, casi dejando en el olvido algunas de las otras sutilezas de otros tabacos, el mezclador cambia a una poda inferior de la misma hoja de Pinar del Río, o pudiera emplear otras podas superiores de diferentes tabacos (por ejemplo, de la provincia de Santiago) para redondear su mezcla.

Como podrás imaginarte ahora, la mezcla de cigarros de calidad superior va mucho más allá de aventar al azar un montón de diferentes hojas de tabaco. Se pueden acceder a infinitos perfiles de sabor del tabaco cuando se hace énfasis en cierta semilla, plantada en cierta región, en tal o cual finca o vega, de cierto país y en cierta poda de hojas. Quizás por esta misma razón algunas de las mejores mezclas del mundo aún están por descubrirse.

¿Quién quite y dentro de algunos años pudiéramos estar reseñando un puro con capa de la vega Robaina en Pinar, con tripa combinada de Padrón en Nicaragua y de Chateau de la Fuente en República Dominicana y capote de San Andrés Tuxtla, Veracruz?

3 comentarios:

buches_lfc dijo...

que tal Polo, un saludo.

pues si, ese hibrido que mencionas seria el sueño de cualquier fumador.

anoche me di gusto con un Santa Clara, noche fresca y buena compañia, mentalmente brinde con ud. Don Polo.

sigamos fumando.

Leo Leal dijo...

En verdad sí, se antoja estimado Aldo. Es más, ya es hora de se empiece a formar algún grupo que se reúna aunque sea una vez al año a echar humo y buena conversación, como dicen los americanos, un "herf", donde los amigos de la hoja se juntan a compartir puros, historias y experiencias. Podría ser en las tardes frescas de noviembre o por allí... ya solté el buscapiés...

el chef carlitos dijo...

hay jijos, que aventados salieron ,pos si hay que darle a lu jumada y hay modo hay me apuntan chatos.!

nomas que me disculpan mis puritos rascuaches y mi falta de etiqueta..jajajajajaja.
el chefe.!